“El Método de Grönholm” de Jordi Galceran y la película “El Método” de
Marcelo Piñeyro.
Mi primer contacto con la obra
“El Método de Grönholm”, escrita por el dramaturgo catalán Jordi Galceran i Ferrer, fue hace tiempo en uno de los teatros de
Moscú. En aquel entonces no conocía al autor, ni tampoco su obra, pero me
acuerdo que me impresionó mucho la obra teatral y ahora, al leer el texto del
autor, puedo decir que ha sido muy ligada al contenido original. Tanto la obra
como la actuación teatral mantenían en suspenso todo el tiempo.
Sin embargo, en la comparación
de la obra del autor, escrita en el año 2003 y su adaptación cinematográfica (la
película española “El Método” del director Marcelo Piñeyro estrenada en 2005)
podemos ver claramente más diferencias, aunque también algunas similitudes al
mismo tiempo.
Al principio de la película “El
Método” vemos en la pantalla tres secciones separadas que muestran a los
personajes principales por la mañana desayunando, tomando café, preparandose
para la entrevista y al mismo tiempo paralelamente se muestran los aspectos más
destacados que comienzan con las protestas en las calles de Madrid contra las
corporaciones transnacionales y la globalización. Los manifestantes están
cansados de que las decisiones son tomadas por el “gran jefe” sin su
consentimiento que se refleja muy claramente en la trama principal de la
película, ya que los personajes van a una entrevista con una empresa, donde los
jefes “obligan” a los candidatos a luchar entre sí por el único puesto, sin
estar presentes ellos mismos y dejandolos a cargo de la secretaría y un
psicólogo incógnito. En la entrevista de trabajo se desarrolla toda la
interacción de los personajes. En total son seis (сuatro hombres y dos mujeres) candidatos con
el psicólogo incógnito, que es un candidato falso. Todos están muy bien
vestidos y con traje, los hombres con corbata. En un solo espacio, en una
habitación los candidatos tienen que enfrentarse a una serie de pruebas o tareas
que aparecen en las pantallas de los ordenadores y actuar juntos para resolver
cuál de ellos es redundante (quién sobra). La película se basa en la trama, el
diálogo y la acción de los personajes que no deja distraerse en ningún efecto
determinado. La incorporación de la música tranquila que casi siempre suena de
fondo crea una atmósfera pacífica, pero al mismo tiempo intrigante. El director
hace una reelaboración de algunos contenidos y detalles del original para crear
su propia visión sobre el tema y su propia obra, aunque al mismo tiempo
consiguiendo captar y transmitir a veces a través de la incorporación de
información adicional la intención principal de la obra de Jordi Galceran.
Lo que más llama la atención en
la película es el contraste concebido por el director. Sólo la primera, la
última escena y el episodio en el medio de la película dan una idea grotesca de
las revueltas callejeras antiglobalistas, creando de este modo una sensación de
que detrás de las puertas de la oficina reina el mundo de caos, sin embargo la
gente (los candidatos de la oficina) están luchando por el derecho de
permanecer lejos de los acontecimientos y problemas cotidianos, haciendo todo
lo posible sólo para caer bien al “gran jefe”. Curioso también el contraste de
las calles bulliciosas al principio de la película y el barrio despoblado y
vacio al final como si en un día hubo una guerra que asoló la ciudad. Esto sirve como metáfora de la vida
del arribista, de su vacio interior. En los ojos del último candidato, que tomó la
decisión en benefecio de la amarga humanidad, la situación no parece inusual
como para no pasar de lado.
El principio de la obra
literaria de Jordi Galceran es diferente. El autor empieza a describir el
espacio (sala de reuniones de una empresa) donde ya se encuentran los
personajes. No sabemos lo que pasa fuera de este espacio y en qué ciudad ocurre
todo esto. Sólo lo podemos deducir más adelante a través de las conversaciones
de los personajes que están en Barcelona donde por la mañana hubo mucho tráfico.
Los personajes principales en
vez de 7 como en la película son cuatro: Fernando, Enrique, Carlos, Mercedes. También
hay una diferencia en la descripción de los personajes que llevan un elegante
traje, pero uno de ellos – Carlos - se viste más informal, sin corbata y con
pendiente en una oreja. Se presentan, se estrechan la mano lo cual tampoco
aparece en la película. Todos ellos también tienen que enfrentarse a una serie
de pruebas que no les van a indicar las pantallas de
ordenadores sino una pequeña puerta en forma de un buzón en la que aparece un
sobre con un mensaje y un cronómetro. Tanto la información sobre los trabajos
de los personajes como las pruebas a las que se enfrentan son diferentes en
comparación con la película. Aunque la primera tarea, que consiste en averiguar
quién de ellos no es un auténtico candidato, es la misma.
Teniendo en cuenta una cierta disimilitud, tanto
el texto literario como el relato fílmico hablan sobre los arribistas y crueles
experimentos mentales, la disposición de ellos pasar por encima de cualquier
tabú sólo para ganar. Jordi Galceran y Marcelolo Piñeyro pretenden contestar a la siguiente pregunta: ¿Qué queda de humano
en la persona que sube por la escalera corporativa?
El sistema actual de control
hace todo lo posible para eliminar el factor humano con el propósito de
formalizar al máximo las relaciones entre las personas.
La famosa obra de Jordi Galceran
presenta un estudio psicológico meticuloso de los tipos de arribistas o
personas expresado en un drama que parece mucho más convincente que la
película. A pesar de ello, el director Marcelolo Piñeyro consige crear una película reflexiva revelando la esencia de la obra
original literaria.
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