domingo, 3 de marzo de 2013

El Método de Grönholm


“El Método de Grönholm” de Jordi Galceran y la película “El Método” de Marcelo Piñeyro.
Mi primer contacto con la obra “El Método de Grönholm”, escrita por el dramaturgo catalán Jordi Galceran i Ferrer, fue hace tiempo en uno de los teatros de Moscú. En aquel entonces no conocía al autor, ni tampoco su obra, pero me acuerdo que me impresionó mucho la obra teatral y ahora, al leer el texto del autor, puedo decir que ha sido muy ligada al contenido original. Tanto la obra como la actuación teatral mantenían en suspenso todo el tiempo.
Sin embargo, en la comparación de la obra del autor, escrita en el año 2003 y su adaptación cinematográfica (la película española “El Método” del director Marcelo Piñeyro estrenada en 2005) podemos ver claramente más diferencias, aunque también algunas similitudes al mismo tiempo.






Al principio de la película “El Método” vemos en la pantalla tres secciones separadas que muestran a los personajes principales por la mañana desayunando, tomando café, preparandose para la entrevista y al mismo tiempo paralelamente se muestran los aspectos más destacados que comienzan con las protestas en las calles de Madrid contra las corporaciones transnacionales y la globalización. Los manifestantes están cansados de que las decisiones son tomadas por el “gran jefe” sin su consentimiento que se refleja muy claramente en la trama principal de la película, ya que los personajes van a una entrevista con una empresa, donde los jefes “obligan” a los candidatos a luchar entre sí por el único puesto, sin estar presentes ellos mismos y dejandolos a cargo de la secretaría y un psicólogo incógnito. En la entrevista de trabajo se desarrolla toda la interacción de los personajes. En total son seis (сuatro hombres y dos mujeres) candidatos con el psicólogo incógnito, que es un candidato falso. Todos están muy bien vestidos y con traje, los hombres con corbata. En un solo espacio, en una habitación los candidatos tienen que enfrentarse a una serie de pruebas o tareas que aparecen en las pantallas de los ordenadores y actuar juntos para resolver cuál de ellos es redundante (quién sobra). La película se basa en la trama, el diálogo y la acción de los personajes que no deja distraerse en ningún efecto determinado. La incorporación de la música tranquila que casi siempre suena de fondo crea una atmósfera pacífica, pero al mismo tiempo intrigante. El director hace una reelaboración de algunos contenidos y detalles del original para crear su propia visión sobre el tema y su propia obra, aunque al mismo tiempo consiguiendo captar y transmitir a veces a través de la incorporación de información adicional la intención principal de la obra de Jordi Galceran.
Lo que más llama la atención en la película es el contraste concebido por el director. Sólo la primera, la última escena y el episodio en el medio de la película dan una idea grotesca de las revueltas callejeras antiglobalistas, creando de este modo una sensación de que detrás de las puertas de la oficina reina el mundo de caos, sin embargo la gente (los candidatos de la oficina) están luchando por el derecho de permanecer lejos de los acontecimientos y problemas cotidianos, haciendo todo lo posible sólo para caer bien al “gran jefe”. Curioso también el contraste de las calles bulliciosas al principio de la película y el barrio despoblado y vacio al final como si en un día hubo una guerra que asoló la ciudad. Esto sirve como metáfora de la vida del arribista, de su vacio interior. En los ojos del último candidato, que tomó la decisión en benefecio de la amarga humanidad, la situación no parece inusual como para no pasar de lado.
 
El principio de la obra literaria de Jordi Galceran es diferente. El autor empieza a describir el espacio (sala de reuniones de una empresa) donde ya se encuentran los personajes. No sabemos lo que pasa fuera de este espacio y en qué ciudad ocurre todo esto. Sólo lo podemos deducir más adelante a través de las conversaciones de los personajes que están en Barcelona donde por la mañana hubo mucho tráfico. 
Los personajes principales en vez de 7 como en la película son cuatro: Fernando, Enrique, Carlos, Mercedes. También hay una diferencia en la descripción de los personajes que llevan un elegante traje, pero uno de ellos – Carlos - se viste más informal, sin corbata y con pendiente en una oreja. Se presentan, se estrechan la mano lo cual tampoco aparece en la película. Todos ellos también tienen que enfrentarse a una serie de pruebas que no les van a indicar las pantallas de ordenadores sino una pequeña puerta en forma de un buzón en la que aparece un sobre con un mensaje y un cronómetro. Tanto la información sobre los trabajos de los personajes como las pruebas a las que se enfrentan son diferentes en comparación con la película. Aunque la primera tarea, que consiste en averiguar quién de ellos no es un auténtico candidato, es la misma.
Teniendo en cuenta una cierta disimilitud, tanto el texto literario como el relato fílmico hablan sobre los arribistas y crueles experimentos mentales, la disposición de ellos pasar por encima de cualquier tabú sólo para ganar. Jordi Galceran y Marcelolo Piñeyro pretenden contestar a la siguiente pregunta: ¿Qué queda de humano en la persona que sube por la escalera corporativa?
El sistema actual de control hace todo lo posible para eliminar el factor humano con el propósito de formalizar al máximo las relaciones entre las personas.
La famosa obra de Jordi Galceran presenta un estudio psicológico meticuloso de los tipos de arribistas o personas expresado en un drama que parece mucho más convincente que la película. A pesar de ello, el director Marcelolo Piñeyro consige crear una película reflexiva revelando la esencia de la obra original literaria.

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