El movimiento artístico llamado “modernismo
catalán”
es un movimiento nuevo y joven de gran relevancia que revolucionó y
transformó la sociedad catalana de finales del siglo XIX y principios del XX
(entre los años 1880-1885 hasta 1911 aproximadamente según el reconocido
crítico catalán Alexandre Cirici Pellicer)[1] y que tuvo un fuerte
desarrollo especialmente en Barcelona. A pesar de la fecha señalada por
Alexandre Cirici, el fenomeno del modernismo con algunas manifestaciones
tardías ha sido presente en Cataluña hasta los años 30 del siglo XX.
El modernismo catalán pertenecía a la corriente general del Modernismo
Europeo, que en Inglaterra se llamó Modern Style, Art Nouveau en Bélgica y en
Francia, Jungendstil en Alemania; Sezession en Austria; Liberty en Italia[2].
Hablando sobre el modernismo en España la historiadora rusa Tatiana
Kaptereva escribe:”El centro del modernismo ha sido Barcelona, los monumentos
de la cual son el orgullo de los catalanes”[3]. Con estas palabras
quiere marcar la importancia que tuvo este movimiento en la capital de
Cataluña, donde abarcó toda una amplitud de diferentes
campos del arte y de la vida cultural: la arquitectura, la escultura, pintura,
orfebrería, la literatura, música y hasta la forma de pensar y de vivir. Respecto
a los períodos anteriores al modernismo Barcelona había incrementado los
contactos artísticos y culturales con grandes capitales europeas como París,
Londres, entre otras. La ciudad estaba abierta a las nuevas tendencias
culturales que provenían de Europa y preparada para los cambios.
Gracias al comercio y la industrialización en la región de Cataluña se
generó un bienestar económico que se reflejó en la expansión de la ciudad y en
la primera Exposición Universal en España realizada en el año 1888, que logró
situar a Barcelona entre las más importantes ciudades de Europa.
Hasta el año 1859 Barcelona era todavía una ciudad amurallada y este
hecho impedía la modernización y el desarrollo de la ciudad. El derribo de las
murallas entre 1854 y el 1859, como escribe el historiador Jaume Sobrequés i
Callicó, ha sido el evento más transcendental para su futuro urbano[4]. La ciudad necesitaba un
nuevo plano urbanístico y Ildefons Cerdà (1815-1876) se lo iba a proporcionar[5]. En 1859 fue aprobado su
proyecto llamado “El Plan Cerdà”, “una autentica revolución urbanística”[6] de la ciudad de
Barcelona. La planificación consistía en una inmensa red de calles rectas e
interseccionadas, que se extendían al noroeste de la antigua Barcelona. Esta
gran red de calles perpendiculares y paralelas
tuvo el nombre “El Eixample”. El ordenado, claro y racional sistema de
dividir el territorio en estrictamente organizadas manzanas con el fin de crear
una ciudad espaciosa y moderna ha sido un gran éxito. Las avanzadas ideas de
Ildefons Cerdà estaban muy por delante de su tiempo, pero no eran valoradas
merecidamente por sus contemporáneos. Durante muchos años su proyecto no fue
demasiado popular.
Sin enmbargo, despues del derribo de la muralla y
gracias a las modificaciones de la ciudad por Ildefons Cerdà cambió la imagen
de Barcelona, que se transformó en una ciudad industrial y comercial y en un
centro cultural, en el que floreció el estilo modernista, que dió una singular
belleza a nuevos barrios, a l´Eixample, llamado también cómo “El Quadrat d´Or”[7]. Debido a la perspectiva,
que transmitió a las calles el nuevo proyecto, la arquitectura se veía con un
esplendor inédito. Así aparecieron principales edificios modernistas entre los
cuales podemos destacar los edificios ubicados
en uno de los sectores del Eixample que obtuvo el nombre la “manzana de
la discordia”, ya que revela la diversidad y la variedad de técnicas y formas
de los edificios modernistas aqui
ubicados. Son tres casas modernistas, construidas por los arquitectos más
famosos de aquél tiempo: Casa Amatller de Josep Puig i Cadafalch (Mataró,
1867 – Barcelona, 1956), Casa Lleó Morera de Lluís Domenech i Montaner (Barcelona, 1850
- Barcelona, 1923) y Casa Batlló de
Antonio Gaudí (Reus, 1852 – Barcelona, 1926).
El “modernismo catalán” se refleja en toda la ciudad de Barcelona y no solamente está representado en las casas burguesas y los edificios públicos, sino que también en toda la ciudad, en los lugares como farmacias, retaurantes, pastelerias, la mayoría de las cuales se conservaron hasta hoy día. Aquí es importante señalar que no toda manifestación artística de aquella época se ajustaba a los canones del Modernismo, pero sí es cierto, que en Barcelona del período modernista el arte alcanzó un gran auge.
[1] CIRICI PILLICER, Alexandre “1900
en Barcelona: Modernismo”,1991, pag.11.
[4] SOBREQUÉS I CALLICÓ, Jaume, Historia de
Barcelona, Barcelona : Plaza & Janés, 2008.
pag. 95-96.
[5] Íbid, Ildefons Cerdà (1815-1876), político, ingeniero y visionario del urbanismo moderno.
[6] Íbid.
[7] GARCÍA ESPUCHE, Albert. El Quadrat d’Or: centre de la Barcelona modernista: la formació d´un espai urbà privilegiat. <catàleg d'exposició> Olimpiada Cultural-Lunwerg, Barcelona, 1990.
[5] Íbid, Ildefons Cerdà (1815-1876), político, ingeniero y visionario del urbanismo moderno.
[6] Íbid.
[7] GARCÍA ESPUCHE, Albert. El Quadrat d’Or: centre de la Barcelona modernista: la formació d´un espai urbà privilegiat. <catàleg d'exposició> Olimpiada Cultural-Lunwerg, Barcelona, 1990.
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